El colombiano que conoce el mundo a punta de becas

Trabajó mucho para ganarse la beca pero casi no la puede aprovechar. Le faltaba la plata de los pasajes. Hizo vaca por internet y se fue. Fue el único colombiano presente en ese evento.

No fue esa la primera, ni la única beca que ‘Pacho’, como lo llaman sus amigos, se ganó una.  Con 29 años ha viajado por el mundo a punta de becas. Es el colombiano que más becas se ha ganado; 19 en total.

Así, estudiando, ha pisado los cinco continentes. Y estuvo cerca de viajar por el espacio. Es disciplinado, estricto, rígido. Como un ñoño del siglo XXI que entiende la importancia de la vida social. Algunos creen que es sobrado, él les da la razón pero matiza el término.

“Soy una persona con alta estima en lo que puedo hacer, una persona interesada en que más personas aumenten sus posibilidades. Pero también una persona que detesta a la gente perezosa y que no quiere hacer las cosas”.

Cuando habla de esas personas, hace énfasis en la palabra pereza. Considera que por culpa de ese pecado capital, la gente no aplica a las becas que se ofrecen.

Francisco habla sin dudas, sin vacilaciones, y aunque pareciera que no piensa para hablar, la realidad es que lleva muchos años pensando los pasos que está recorriendo.

Sus respuestas las enumera, como si fuera un profesor de  anatomía que explica con detalle las funciones de todas y cada una de las partes del cuerpo.

¿Qué hay que hacer para ganarse una beca?, es la pregunta obligada. Tres cosas, dice. Y empieza a explicar.

“Para ganarse una beca se necesitan tres cosas: pasión, método y disciplina.

Uno, pasión: Tenga una visión muy clara de qué es lo que se quiere: una beca de un curso corto, una maestría, una beca de viaje, lo que sea.

Dos, método: haga un plan de trabajo dependiendo de lo que quiera. Normalmente para ganarse una beca toca investigar. Lo que pasa es la gente es muy perezosa y quiere todo masticadito. Si uno quiere una beca toca leerse la información mil veces, entenderla al máximo y saber qué es lo que buscan.

Tres, disciplina: Si quiero realmente una beca tengo que saber qué me piden y estudiar como loco para lograrlo. Puede que diez veces seguidas le digan que no, pero a la undécima le van a decir que sí. No siempre es un tema de rosca”.

Pese a la cantidad de becas que se ha ganado y las que aspira ganarse – la beca de la Universidad de Cambridge con la fundación Bill Gates o la beca del doctorado en Universidad Stanford – Francisco se resiste a casarse con la academia. Es un matrimonio que ha tenido divorcios prolongados, pues considera que afuera, en la calle, se adquieren experiencias que jamás se consiguen en un aula.

“No tuve un recorrido en el que entré a la universidad y luego empecé a tener empresa. Entré a la universidad, me salí, cree mi primera empresa y luego decidí regresar a la universidad. De esa manera fue que adquirí la experiencia. Ha sido como un tire y afloje entre la academia y el emprendimiento”.

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